miércoles, marzo 15, 2006

la caverna...

un rojillo.

el martes pasado venía en mi carro, y en los semáforos de san fra, siempre hay un señor un tanto mayor con unas ramitas de algo en la mano, siempre ofrece que se las compren pero en realidad está pidiendo limosna, en fin, lo he visto tantas veces que siempre medio conversamos y al final le doy una monedilla o le regalo un cigarro, siempre me reconocía por mi voz y yo no entendía porqué?, el día anterior lo vi de pasada y noté que andaba unos anteojos, el martes que si me detuvo el semáforo se me acercó y me comentó todo ilusionado que el seguro le había puesto anteojitos y que ya podía ver mejor, me alegró bastante y busque en la bolsa de mi pantalón y andaba un billete de mil todo doblado y arrugado, la verdad, me dije en mis adentros, lo puedo gastar en cualquier estupidez, porqué mejor no se lo regalo, y asi lo hice.
mi historia no es para que me digan: uy mae que botado, si no, mas bien para contarles la reaccion del señor, la cuestión es que al ver el billete y agarrarlo se me puso a llorar al frente, pero llorar sinceramente, sin estafas, sin condiciones, imagino que tenía tiempo de no ver un billete de esos, y para ser cincero, me partió el alma, de por sí que soy un llorón de primera, parecía tonto cuando iba en mi carro con una gran sonrisa y los ojos llorosos mientras la demás gente se veía amargada en sus carros.
que tan importante puede ser un gesto sincero a alguien que realmente lo ocupe, mejor si no sabemos y lo hacemos por puro incentivo propio.
ahi se los dejo...

1 topadas:

At 11:03 a. m., Blogger Jen® said...

aww me conmovió esta historia :)

 

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