la caverna...
PERPETUAMENTESe sentó en su habitual silla como todos los domingos después de la hora de almuerzo, sus ojos meditaban perdidos en el horizonte, encendió su cigarro y se dejo llevar por la marea alcalina hasta que dejo el tabaco en el cenicero y la colilla en el suelo, se durmió y se noto en su rostro un típico gesto de satisfacción por una vida llena de alegrías y triunfos. Ella como siempre recogía los pocos trastos de la comida y se disponía a acompañar a su esposo en el ritual de la siesta.
Me pregunto cuantos años llevo observando este acto de compenetración matrimonial. Nunca los he visto modificar su comportamiento y pareciera que no les importa, mas bien disfrutan de este momento al máximo.
La estampa la he observado cientos de domingos, y la mantengo en mi mente, en mi alma, en mi vida. Despierto de mi siesta y ella esta aquí, junto a mí, como los últimos cien domingos.
0 topadas:
Publicar un comentario
<< Home