la caverna...
CONCIENCIAAbrí la puerta como siempre y ahí estaba, inmóvil, casi muerto.
Sé que aun vivía porque respiraba, mas bien gemía.
Decidí entonces ignorarlo, pero no podía, porque él estaba en mi, en todo lo que veía, en lo que sentía.
Trate de huir, pero él al igual que yo, también corría, me perseguía y me enloquecía.
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